En el mundo de los “qué”
y los “cómo”, lo más importante es el “por qué” de cada cosa que hacemos.

En Goodman apostamos por una publicidad relevante, significativa y útil a una comunidad y a un mundo del que nos sentimos corresponsables. Sabemos que la publicidad es capaz de vender casi de todo, pero ha tenido muy poca suerte vendiéndose a ella misma. ¿De qué cosa no la han acusado? Maquiavélica, mercenaria, mentirosa, manipuladora, hipócrita y otras tantas linduras. Pero, contra esa leyenda negra…

Estamos convencidos de que nuestro oficio, además de apasionante, puede ser noble y constructivo. 

Desde nuestros inicios y hasta hoy, la prioridad en Goodman ha sido sentirnos orgullosos de cada cosa que hacemos.

Ser capaces de terminar cada jornada de trabajo sin volver la vista atrás y conseguirnos algo reprochable.

Orgullosos, por supuesto, de cada idea brillante y ganadora que logramos concretar para que nuestros clientes avancen en el logro de sus objetivos.

Orgullosos de nuestra capacidad para establecer relaciones a largo plazo, basadas en la confianza mutua.

Orgullosos de sentir como propia cada marca que ponen en nuestras manos.

Pero eso no nos basta…

Ser buenos o incluso excelentes haciendo lo que hacemos, no es suficiente. Miramos a nuestro alrededor, desciframos las señales de estos tiempos, escuchamos a nuestros clientes, a nuestras audiencias, y todo nos hace sentir que hoy se nos exige algo más que astucia, ingenio o pensamiento estratégico.

¿Qué esperan allí fuera de nosotros?

Responsabilidad, honestidad, transparencia y respeto. Valores que alguna vez parecieron opacados por la picardía y hoy están en primera fila para quienes entienden el verdadero papel de las empresas. En Goodman, los consideramos parte esencial de nuestro quehacer, puertas afuera y, sobre todo, puertas adentro.

 Hoy como nunca el gran reto de cualquier empresa es demostrar en la práctica, en cada pequeña o gran acción, su sentido de responsabilidad con su propia gente y con la sociedad que le acoge.

Nosotros asumimos el reto.

Velamos por la coherencia entre forma y fondo, entre estética y ética, entre lo que se dice y lo que se hace.

Para nosotros no se trata de asumir una postura o un eslogan. Es un estilo, una manera de actuar que comienza en el compromiso y la responsabilidad con nuestro equipo.

Nuestro primer y más apreciado logro es haber construido un espacio de trabajo donde se respeta el derecho y el valor de ser diferentes, donde el mérito es la única vara de medir, donde la honestidad es norma y donde todos podemos sentir que hacemos un aporte significativo. 

Y a partir de este cimiento, todo va construyéndose por obra de un extraño magnetismo que atrae tanto a colaboradores como a clientes que valoran nuestra larga experiencia, nuestra capacidad de ofrecerles respuestas rápidas y de calidad, pero que sobre todo comparten nuestras mismas inquietudes y valores.

Somos gente que cree en…

Primero en Dios, nuestro Good Boss, el mayor de los creativos, nuestra fuente inagotable de inspiración, en quien confiamos 100%.

La libre empresa y en un mercado abierto donde todos compitamos limpiamente por prevalecer con el mensaje más deslumbrante, auténtico y convincente.

La publicidad como portadora de ese legado de libertad, que debe usarse con responsabilidad, valentía y respeto a la inteligencia y dignidad de cada persona.

La comunicación sin cortapisas como un espacio insustituible donde el producto de nuestra creatividad y nuestro pensamiento puede ayudar efectivamente a que la economía prospere, las ideas avancen y el mundo se haga cada vez más vivible para todos.